DAKAR
Reuters
La crisis alimentaria del cuerno de África muestra la necesidad de proporcionar a los más pobres un acceso mejor a la planificación familiar, dentro de los esfuerzos para impedir futuras tragedias, dijo el responsable del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA, por sus siglas en inglés).
Las Naciones Unidas han declarado la hambruna en dos regiones del sur de Somalia, donde 3,7 millones de personas están pasando hambre, y más de 12 millones de personas necesitan ayuda urgente en zonas que incluyen el norte de Kenia, Yibuti y Etiopía.
Pese a la escasez habitual de alimentos y la elevada mortalidad infantil, la población de la región se ha doblado con creces desde que se vio afectada por las grandes sequías de 1974, principalmente por factores como el uso limitado de anticonceptivos y la tradición de familias grandes.
Pese a señalar que la causa de la crisis era la escasez de precipitaciones, el director ejecutivo de UNFPA, Babatunde Osotimehin, dijo que la crisis subrayaba los aprietos de quienes viven en partes del mundo en las que la tierra tiene dificultades para soportar la vida humana.
"Tenemos que mejorar la producción de alimentos (..) y trabajar con los países miembros para asegurarnos de que las mujeres y en particular las niñas tengan acceso a educación, incluida educación sexual, y acceso a servicios sanitarios y de salud reproductiva como la planificación familiar", dijo Osotimehin a Reuters en una entrevista telefónica.
Poniendo énfasis en la naturaleza voluntaria de las políticas de planificación familiar apoyadas por su organismo, dijo que el fin era ayudar a las mujeres "a tener hijos cuando quieran tenerlos y elegir el número que puedan permitirse dada su propia situación".
Pese a que el crecimiento de la población en el cuerno de África es citado por la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y por especialistas como el economista de desarrollo de Estados Unidos Jeffrey Sachs como un factor en la crisis actual, la planificación familiar sigue siendo un tema delicado.
PORCIÓN DEL PASTEL
La carencia de sistemas sanitarios en buena parte de África y la mortalidad infantil alimentan la cultura en la que los altos índices de natalidad y las familias grandes son vistas por muchos padres como una forma de asegurar que algunos niños sobreviven para ayudarles en la vejez.
Además, eso puede también dificultar que los niños tengan dentro de una familia comida suficiente y acceso a la educación, que podría romper el círculo vicioso de la pobreza.
Osotimehin indicó que el UNFPA estimaba que 215 millones de mujeres en países pobres carecían de acceso adecuado a la planificación familiar, una necesidad que de conseguirse reduciría cada año el número de embarazos no deseados en más de dos tercios, a 22 millones, y recortaría el número de muertes infantiles a 1,5 millones.
Señalando el nivel relativamente alto de acceso a la planificación familiar en países musulmanes más ricos como Irán o Túnez, Osotimehin dijo que no parecía que la religión fuera a ser el principal factor para determinar su prevalencia.
"Tiende a relacionarse más con factores culturales que con la religión. Tiene que ver con el estatus de la mujer, que está determinado culturalmente", dijo Osotimehin, ex ministro de Sanidad de Nigeria, que dijo que tales actitudes estaban evolucionando en su propio país y en otros como Níger, víctima habitual de la sequía.
El UNFPA ha recuperado los fondos de Estados Unidos con el presidente Barack Obama, a raíz de una serie de recortes de las administraciones republicanas por las acusaciones de que apoyaba el control de la natalidad obligatorio, cargos que el organismo negó.
Osotimehin dijo que los fondos extra necesarios para ampliar la planificación familiar por el mundo árabe sumaban unos 3.600 millones de dólares (2.500 millones de euros), frente a la estimación del organismo de que al hacerlo se reducirían los costes de la salud materna y del bebé en 5.100 millones de dólares.
Añadió que los problemas de deuda que afrontan los gobiernos de Estados Unidos y Europa y la existencia de otras preocupaciones como la lucha contra el sida o el cambio climático había dañado en los últimos años los niveles de financiación.
"El pastel de ayuda exterior al desarrollo está fijado", señaló. "Tienes que plantear tu caso de la forma más competitiva para asegurarte una porción del pastel", añadió.
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