
Al llegar al lugar, vi, como en eventos anteriores de este tipo a los que antes había asistido, algo frívolos. Esto cambió mientras llegaban los invitados, se sentía un ambiente familiar, coloquial, como cuando estás dentro de una reunión de amigos. De repente el salón quedó pequeño, y todo aunque sencillo se veía hermoso.
No supe quienes eran los anfitriones hasta que el presentador comenzó a hablar y la responsable del trabajo expuesto se acercó adelante.
Reconozco que ya me iba, pero decidí esperar y escuchar lo que tenían que decir. La joven comenzó a explicar en qué consistía lo que esa noche presentaba. Lo que más llamó mi atención fue ver la emoción genuina que expresaba en sus palabras. Su lenguaje corporal, sus expresiones, todo demostraba el trabajo que sin dudas le costó llegar a aquella noche.

Bellas, por cierto, las camisas. Y sí me las pondría. Las comprarías por varias razones: son bellísimas, son la evidencia del emprendimiento de alguien y eso se valora, son fruto de la inspiración de una mujer para una mujer.
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Carolin Almonte
Periodista
Content Creator
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