11 de enero de 2012

La aviación brasileña muestra su músculo militar


Por: BBC Mundo
La posibilidad de que Estados Unidos compre aviones militares a Brasil reflejó una apuesta de la principal empresa latinoamericana de aeronáutica, Embraer, para crecer en el área de defensa y seguridad, opinan expertos.

La brasileña Embraer figura entre los cinco mayores fabricantes de aviones de todo el mundo, pero hay claros indicios de que la parte de los ingresos que percibe por ventas de seguridad y defensa va en aumento.


Esas ventas suman hoy casi 14% de su facturación total, que en 2011 debió estar entre US$5.600 millones y US$5.800 millones, según las últimas proyecciones difundidas por la empresa al cerrar el tercer trimestre del año pasado. 

Hasta hace poco, los ingresos de Embraer por las áreas de seguridad y defensa apenas ascendían a 10% del total, pero su presidente Frederico Curado, definió que quiere duplicar esa proporción en unos años.

Los expertos creen que si Embraer concreta la venta de 20 Super Tucano al Pentágono por US$ 355 millones, paralizada en la justicia estadounidense, podría abrirse nuevos mercados para esos aviones ligeros que ya vuelan en países de América Latina.
"Algo seguro"

Una ventaja del área defensa es que los aviones se construyen sólo bajo demanda, explicó Fernando Martini Catalano, jefe del departamento de ingeniería aeronáutica de la Universidad de Sao Paulo- Carlos.

"Usted no va a hacer un avión para intentar vender, va a hacer aviones que ya quieran comprar", dijo Catalano a BBC Mundo. "Un contrato con las áreas de defensa de los países es algo seguro".

Embraer creó recientemente un departamento de defensa, adquirió firmas de radares y sistemas, y en septiembre llegó a un acuerdo con el fabricante israelí de armas Elbit Systems para construir vehículos aéreos no tripulados (VANT).
¿Afganistán también?

El Super Tucano es un avión militar a hélice pero que puede llevar armamento pesado, diseñado especialmente para tareas de contra insurgencia, que entró en operaciones hace más de siete años.

Según ha informado Embraer, hay seis países que han adquirido esta aeronave, cinco de ellos de la región: Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y República Dominicana.

La empresa precisó que en Colombia fue empleado por el gobierno para combatir a la guerrilla de las FARC, mientras países como República Dominicana o el propio Brasil se usa para la vigilancia de fronteras y lucha contra el narcotráfico.

Los más de 150 Super Tucano que operan en el mundo han sumado en total unas 130 mil horas de vuelo; nunca fue derribado uno a pesar de que 18 mil de esas horas fueron en combate, según Embraer.

La venta de 20 de esos aviones a la Fuerza Aérea estadounidense fue anunciada a fines de diciembre, pero se paralizó por una demanda que presentó a la justicia la empresa Hawker Beechcraft, que competía con la brasileña por el contrato.

El Pentágono esperaba poder entregar los Super Tucano a Afganistán para entrenamiento avanzado de sus militares y combate al Talibán.

El coronel brasileño retirado Geraldo Cavagnari dijo que "Embraer entró en ese nicho de aeronaves porque Estados Unidos no las fabrica".

"Estamos vendiendo un avión de tecnología media", dijo Cavagnari a BBC Mundo. "Nosotros tenemos esa tecnología y podemos venderla".
Un mercado en disputa

Pero el desarrollo de productos de defensa y seguridad por parte del gigante latinoamericano de aeronáutica también responde a razones de comerciales domésticas.

El área de defensa de Embraer quedó "un poco olvidada" después de su privatización en 1994 porque, al no ser más estatal, no sintió tanto la obligación de abastecer a la Fuerza Aérea brasileña, dijo Catalano.

Pero ahora el mercado de defensa y seguridad en Brasil crece considerablemente, entre otras razones por eventos internacionales que el país organiza como el Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016, así como el descubrimiento de grandes reservas de petróleo.

Brasil había abierto una licitación multimillonaria para modernizar su flota de aviones con la compra de hasta 36 cazabombarderos y de paso adquirir la tecnología para poder producirlos y exportarlos.

Pero la presidenta Dilma Rousseff dejó en suspenso la operación (que había despertado interés en Estados Unidos, Francia y Suecia) aduciendo limitaciones presupuestales.

Según Catalano, "Embraer no puede quedar al margen del área de defensa porque hay muchas empresas internacionales, israelíes, francesas, etcétera queriendo entrar al mercado en Brasil, y precisa reaccionar".

"Entonces debe invertir en el área de Defensa antes que otros, especialmente en áreas de aeronaves no tripuladas e incluso misiles antirradares que Embraer tiene capacidad de hacer en un período corto", agregó.

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